Núcleo de ecoagrocultura bioinspirada

La agricultura constituye una de las primeras expresiones de la cultura, pues constituyó el primer sistema instrumental de adaptación a la Naturaleza. Si bien, tal sistema implicaba una ruptura con el orden natural, en contraste con los sistemas de recolección y caza, la intensidad de las trasformaciones iniciales obedecía a procesos armónicos que respetaban los ciclos de naturales como base de la resiliencia de los ecosistemas. Claro está, esto era posible por la baja intensidad poblacional de los estadios de las comunidades primitivas como magistralmente lo explican M. Harris y J. Scott.

No obstante, podría afirmarse que gran parte de la resiliencia lograda y de los desarrollos tecnológicos primigenios se basaban en imitaciones de los procesos naturales que el genero homo inventaba y ejecutaba para adaptarse al entorno. Así, las primeras lanzas, posiblemente emulaban la contundencia de las punzadas de los colmillos de los extintos mamut; el vestido a base de pieles aparece como una protección térmica mimetizada de la función de las mismas en los animales cazados; la original agricultura de semillas de ciclo corto, posiblemente se hacia en claros del bosque que permitían el ingreso de radiación solar, pero que no requerían el arrasamiento de la vegetación leñosa, como el conocimiento de la topografía permitió diseñar los primeros sistemas de riego por gravedad. Otros ejemplos podríamos imaginar de esas primigenias innovaciones, también con el uso de procesos físicos y microbiológicos, como el ablandamiento de los alimentos de origen vegetal y animal por acción de altas temperaturas (del fuego y energía solar), y la descomposición aeróbica y fermentación anaeróbica que tal vez realizaron los primeros agricultores.

Hoy en día, muchas de esas primeras prácticas basadas en las dinámicas naturales las sociedades modernas las aplican en la producción de alimentos y fibras. Bien podría decirse, que el camino más corto para llegar al objetivo de tener estos bienes para el uso humano sin causar grandes impactos, es pasar por los procesos biomiméticos que imitan las dinámicas naturales. Así, el empleo de bacterias y de hongos en la producción y conservación de alimentos; la imitación de paisajes naturales para el manejo de arreglos agroganaderos, como la descomposición de la materia orgánica para inducir resultados de reciclaje de nutrientes o almacenamiento de materia organiza estable, constituyen algunos de los mecanismos que contribuirían a establecer sistemas agropecuarios eficientes y sostenibles. Es a ese campo del conocimiento que lo llamamos ecoagrocultura y biomimésis al cual podemos aportar desde las disciplinas que lo alimentan: la agroecológica, la agroforestería y la microbiología agropecuaria.

RI3 BIOMIMICRY NETWORK

Simposios